Las cartas pergamino ofrecen la posibilidad de sentarse encima de ellas.
A modo de ejemplo, la carta podría empezar así:
—¡Hey, Montseeee!!... ¡Cómo va eso?... Yo voy tirando, ya lo ves... Estaba aquí sentado cuando me he acordado que todavía no te había respondido a tu última carta ... ¿Qué tal te fue aquello de?... (y bla, bla, bla...continúa la carta)
Aunque, en vez de sentarte encima de ellas, te puedes meter dentro.
A modo de ejemplo, la carta podría empezar así:
—¡Hey, Montseeee!!... ¡Caramba, me he quedado dormido dentro de esta carta enrollada!... Perdona que me haya colado en tu correspondencia así en plan dormilón, pero ahora que estoy aquí te haré compañía mientras lees mi carta... ¡qué te parece! oye, quiero que sepas que... (y bla, bla, bla...continúa la carta)
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