
De vez en cuando se tienen que compartir grandes pensamientos por correo.
A modo de ejemplo, la carta podría empezar así:
—¡Hola, Marta!... ¿Sabes qué?... ¡He tenido UN GRAN PENSAMIENTO!... ¿quieres que te lo cuente?... Pues escucha bien... (y bla, bla, bla...continúa la carta)
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